AVENIDA DE LOS BAOBABS, MADAGASCAR

Sin duda alguna y si por algo se caracteriza el continente africano es por sus innumerables paisajes escondidos, no porque literalmente lo estén si no porque muchas personas no los conocen o se habla muy poco de ellos. África cuenta con infinitos tesoros naturales y es por eso que hoy hablaremos de uno de ellos, la Avenida de los Baobabs que se ubica en Morondaba (Madagascar).

Madagascar es un país africano situado frente a las costas de Mozambique. Una isla-país exótica, poblada de múltiples culturas y etnias. Un hábitat único para árboles gigantes, especies únicas y lugares maravillosos por descubrir que hacen de esta isla un verdadero paraíso en la tierra.

Conocida en el mundo entre otras virtudes por ser el país de los lémures y los baobabs, de los que hablaremos hoy.Unos árboles centenarios protegidos, que podrás encontrar sin duda por diferentes zonas del país, pero que, en Morondava, podrás contemplar en todo su esplendor. Pues es aquí donde se encuentra el lugar más conocido y fotografiado de estos gigantes de madera: “La Avenida de los Baobabs”.

Con apenas 300 metros de largo, a simple vista estaríamos ante una avenida normal, con poca fronda y sin grandes parafernalias. Lo que la hace especial son ellos: los aproximadamente 30 baobabs que la rodean. Unos gigantes que cobran protagonismo y que, a pesar de ser un lugar muy transitado por propios extraños a diario, no pierden su esencia regalándonos a los ojos un paisaje bucólico natural maravilloso.

Los Baobabs

En África se consideran árboles sagrados. Es el único árbol protegido, como digo, del país, y sólo los sabios pueden subirse a ellos para recoger sus frutos. Un árbol diferente, distinto a todos los que estamos acostumbrados a ver. 

Un árbol que puede llegar a medir unos 30 metros de alto y tener una anchura considerable. Un gigante que parece haber sido plantado boca abajo y su copa son las raíces.

Conocidos localmente como renala, que en malgache significa “la madre de la selva”. Se dice que pueden tener hasta 800 años. Y parecen ser un último resquicio de los densos bosques tropicales que en otros tiempos poblaban Madagascar. 

Lo más especial de la avenida:

Visítalos si puedes al amanecer o al atardecer, los colores y los contraluces son simplemente espectaculares…al llegar al atardecer se produce una auténtica magia.Cuando el sol empieza a bajar entre los baobabs y juega a saltar de rama en rama es cuando empieza el espectáculo de colores en frente de ti. La nubes se esparcen por el cielo, como si se quisieran marchar del plano para dejar a los protagonistas de la escena, los baobabs. Estos a su vez parece que cambian de color debido al ambiente que se crea a su alrededor gracias a la iluminación del sol.

Y dando un paseo terminarás tropezando con un pequeño lago que te permitirá jugar con los reflejos en tus fotos.

Dice la leyenda…

que los dioses gozaban de este árbol por su grandiosidad, por sus flores y por ser más bonito que el resto. Debido a esto los dioses le concedieron el don de cobrar vida. Este gozoso, empezó a crecer más y mas impidiendo al resto de arboles tener sol y poder crecer. Los dioses no estaban de acuerdo con la actitud del Baobab por lo que estuvieron atentos a sus pasos y este se volvió más osado hasta llegar a crecer tanto como para rozar el cielo. Los dioses entraron en cólera y le condenaron a vivir eternamente hacía abajo con la raíces en lo alto. 

Contemplar tanto el amanecer como el atardecer en la avenida ofrecen un espectáculo visual mágico. Cuando te vas adentrando en ella es como si estuvieras dentro de una hermosa pintura.

Un viaje hacia los adentros de uno, de apenas unos minutos.Un viaje de tan solo unos metros, que tardarás una vida en olvidar.